
La hierba constituía el alimento básico del ganado vacuno, equino y ovino. Para que hubiera una abundante cosecha era necesario el riego de los prados, praos, y por lo tanto había que disponer de un sistema cuidado de presas y zayas (canales) que suministrasen y condujesen el agua. Cada pago disponía de su trancada y su canal y había que tenerlos en buen estado para que el agua fluyese sin obstáculos. Los propietarios del bago, en hacendera, a la llegada de la primavera, acondicionaban la presa o la rehacían si las enllenas (crecidas) del invierno las habían derruido y repasaban la zaya eliminando cañas, zarzas, arena o piedras que las crecidas invernales habían depositado. El prado bien cuidado, con un buen sistema de regueros que distribuyese el agua y limpio de hojas, proporcionaba abundante y buena hierba a su dueño. Éste, sabedor de la importancia del agua, mimaba el riego durante la primavera, acudía al prao hasta por la noche o eran sus hijos quienes cumplían el encargo al salir de la escuela.